La elección de un nuevo papa
En el cónclave para elegir un nuevo papa en 2013, 115 cardenales se reunieron para elegir a Jorge Mario Bergoglio, un argentino de raíces piamontesas. Los vascos estuvieron ausentes de esta elección ya que el único cardenal vasco Roger Etchegaray de Ezpeleta (Labort, Iparralde) ya tiene 90 años y por lo tanto no participó en la elección, reservada a los cardenales de menos de 80 años.
Un descendiente de vascos tanto por padre y como por madre, el cardenal chileno Francsico Javier Errazuriz Ossa de 79 años participó del cónclave. Otros hispanoamericanos participantes con apellido vasco son Sandoval Iñiguez de México, Vela de Ecuador y Urosa de Venezuela.
A continuación se mencionarán los contactos del papa Francisco con los vascos.

Celebración del Laurak Bat
La iglesia más antigua de la ciudad de Buenos Aires es la de San Ignacio, que es la primera en estar dedicada a este santo vasco cuando aún era beato en 1610 en su primer emplazamiento de Plaza de Mayo y que luego se trasladó a la Manzana de las Luces. El Laurak Bat, celebró en 2012 la festividad de San Ignacio, que además es su patrón. El celebrante fue el cardenal Bergoglio.
Esa misa iniciaba los actos de conmemoración de los 135 años de la fundación de Laurak Bat. En su homilía Bergoglio evocó la personalidad de San Ignacio de Loyola. Y tuvo también unas hermosas palabras de reconocimiento y afecto para la colectividad vasca.
En la ceremonia hicieron ‘guardia de honor’ los dantzaris de Laurak Bat con la bandera argentina y la ikurriña, y al final de la Misa «bailaron un aurresku en el templo en honor de nuestro patrono», relatan los vascos de la diáspora porteña. El cardenal Bergoglio saludó cordialmente en el atrio a la concurrencia y con la sencillez que lo caracteriza se retiró calladamente.

Bergoglio tenía a su lado en el arzobispado de Buenos Aires, como Vicario General y uno de sus más dilectos colaboradores, a monseñor Joaquín Mariano Sucunza, un vasco nacido en Pamplona que pasó gran parte de sus años de niñez y juventud en Laurak Bat.

Visita a Navarra
Es la pequeña ‘conexión vasca’ del nuevo Papa, que se suma a aquella otra visita al santuario de Loyola, hace cuarenta años, Bergoglio, que había cursado estudios en Alcalá, concelebró una misa en Azpeitia con el guipuzcoano José Luis Cincunegui, que en la actualidad es director del Santuario de Javier.
Los jesuitas José Enrique Ruiz de Galarreta y Jorge Mario Bergoglio tuvieron la oportunidad de conocerse durante los tres meses que duró un curso de fomento de la espiritualidad y del trabajo de la Compañía de Jesús (se llama Tercera Aprobación y es el último paso de nuestra formación, “como un nuevo noviciado”) que tuvo lugar aquel mismo año en Alcalá de Henares y en el que participaron medio centenar de jesuitas de diferentes puntos del planeta.
Para cuando terminaron el encuentro “nos hicimos muy amigos”, era Navidad y José Enrique invitó a Jorge Mario Bergoglio, el ahora Pontífice, a pasar un par de días en Pamplona (no recuerda si en su casa o en el colegio) y hacer “un poco de turismo por Roncal”. Ruiz de Galarreta tenía una gran vinculación con el valle de Roncal a donde iba a veranear su familia desde que era pequeño. “Yo me siento muy roncalés y le llevé de excursión hasta la frontera para conocer la zona y el Pico de Orhi para ver nieve. Hicimos la típica navarrada, incluso recuerdo que paramos en el restaurante Txamantxoia para comer. Seguramente también estuvimos en las bordas de Belagua, una de las cuales se compró después para los campamentos que hacíamos los jesuitas con chavales”, indica.
“Navarra le gustó mucho, se lo pasó bomba”, reitera. Ruiz de Galarreta define a Bergoglio como una persona “positiva por su propia postura personal, por su pobreza, por su sencillez...”. “Era un hombre sumamente simpático, en el sentido cordial, que daba gusto hablar con él, y sumamente listo. El típico que le pone siempre nervioso al profesor porque hace la pregunta que saca de quicio”, señala.

El Calambre
Es interesante traer a colación alguna anécdota contada por el cardenal Bergoglio sobre los vascos. En el libro de la editorial Vergara de 2010 El Jesuita, en donde los autores Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti entrevistan al cardenal y transcriben la vida y las anécdotas del futuro Papa se lee lo siguiente:
- Recuerdo el caso de una familia porteña de ascendencia vasca. Corrían los años sesenta y el hijo estaba muy metido en la protesta social. El padre era un ganadero de aquéllos. Entre ambos había problemas ideológicos serios. Como los dos respetaban mucho a un sacerdote anciano, lo invitaron a comer para que los ayudara a resolver el conflicto. El sacerdote fue, los escuchó pacientemente y al final, como viejo sabio que era, les dijo: “El problema es que ustedes se olvidaron del calambre”. Padre e hijo desconcertados, le preguntaron: “Qué calambre”. Y el sacerdote les respondió, mientras los iba señalando: “Del calambre de tu padre y del calambre de tu abuelo, producto de levantarse todos los días a las cuatro de la mañana para ordeñar las vacas.”
- Ciertamente, el sacrificio hacer ver las cosas de otra manera.
- Por lo pronto, nos aleja de las teorizaciones estériles. El padre se había entregado, digamos al establishment y el hijo se había abrazado con fuerza a otra ideología, porque ambos se olvidaron del trabajo. El trabajo abre una puerta de realismo y constituye un claro mandato de Dios: “Crezcan, multiplíquense y dominen la tierra…” O sea sean señores de la tierra: trabajen.

Creo que esta anécdota refleja bien al Papa en su manera de expresarse a través de ejemplos sencillos pero muy aleccionadores. Pero, además, quizás sea interesante que los descendientes de vascos en la Argentina tomen conciencia del mensaje de los vascos que vinieron a poblar la Argentina. Ellos eran puro trabajo, mientras que sus descendientes o bien solamente disfruten de lo ganado por las generaciones anteriores o bien hagan teorizaciones reivindicativas pero sustentados por un pasar económico bueno, están olvidando el mandato del trabajo.

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