Teatro Vasco



Por Enrique Aramburu.
6 de junio de 2002,

Mascaradas, astolasterrak, pastorales y las tragicomedias de Carnaval. Historia, descripción y sentido.
Las mascaradas
Es un sub género que tiene un desarrollo atípico, y casi exclusivamente al norte del Pirineo; si bien pertenecen (por incluir la representación) al género teatral, tienen unas características que las hacen únicas. La referencia más antigua a las mascaradas es la de Chao en su Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos, de 1830. Hoy perviven en la provincia de Zuberoa (Soule).
Según algunos autores, desde el punto de vista sociológico, serían una especie de representación de la sociedad con una doble función de clasificación del continuo social y de sanción de un sistema de valores.
Sus integrantes van danzando por las calles del pueblo, cada uno en su papel, y al llegar a la plaza bailan con los habitantes una farándula alegre, despliegan sus habilidades frente al público y todo termina en una fiesta generalizada. Los personajes, de acuerdo con la descripción de Chao son: el Pastor, el Oso, los kukulleroak (portadores de bastones encintados), Zamalzain (el caballo), Jaun (el señor) con su espada, Laboraria (el labrador) y la Etxekoandre (el ama de
casa). Luego siguen los bohemios, caldereros, el obispo y algunos mendigos.
Hay tres acciones teatrales fundamentales dentro de esta danza: la lucha entre el pastor y el oso (que muere), la castración de Zamalzain, el caballo, (que resucita) y las de los representantes de los distintos oficios (herreros, caldereros, deshollinadores, etc).
La función principal de esta mezcla de fiesta popular con representación teatral, es la de provocar la risa y, a través de la expresión de esos elementos teatrales en lengua vasca, dar pervivencia a los valores sociales.
Las astolasterrak
Son farsas o vituperios públicos que festejan las segundas nupcias de algún miembro de la comunidad. Conocidas como charivari en francés, cencerrada en castellano, esquellotada en catalán, calhabari en occitano, tienen otros nombres en vasco también.
Los astolasterrak son farsas con el tema de la diferencia de edad entre los miembros de una pareja de recién casados y los otros muchos que en un pueblo causan un charivari.
Existían sociedades que las organizaban, cuyo director a veces tomaba el nombre de abbas ('abad'), que por supuesto eran combatidas por las autoridades civiles y de la iglesia. Funcionarían una condena social al segundo casamiento de un viudo. Ya no eran los mismos interesados los que sufrían en carne propia la sanción, sino que actores habituados al quehacaer teatral parodiaban las relaciones motivadoras del escándalo.
Los temas no son los altos de las pastorales, sino los de la vida ordinaria con sus necesidades, enojos, infidelidades; nadie queda libre de crítica. Los temas (y también el lenguaje) son la diferencia fundamental con las pastorales.
Es interesante el uso del lenguaje: el latín para curas y abogados (los primeros eran vistos como glotones y mujeriegos, deformándoles sus latinajos), el francés para gendarmes y notarios, el castellano para los satanak y el bearnés para insultos y como lengua críptica. El vocabulario es en general libre y un tanto grosero; pero según el padre Lafitte presenta la ventaja de que es tomado del habla cotidiana del vasco.
Las pastorales
La palabra pastoral ha sufrido un desplazamiento semántico, ya que no significa drama navideño, como en la literatura francesa. Significa llanamente teatro serio, así como trageria, por oposición a astolasterrak que como ya se vió son farsas de tema burlesco.
Las pastorales comparten características con las del género teatral común; pero luego poseen otras que la acercan a los mystéres o a las farces de la literatura francesa medieval.
Se da por atestiguada una Pasión Gascona: en 1345 y en el siglo siguiente se representan misterios en todos los países que rodean al País Vasco; por lo tanto podemos concluir que los vascos no eran ajenos a este espectáculo. Según Emile Ducér? las pastorales son sobrevivientes de los misterios y de los dramas de la Edad Media que se representaban por toda Europa. Para Vinson son un fenómeno folklórico de adaptación de los misterios franceses. En tanto que para Albert Léon no hay que buscar el origen de las pastorales en el drama litúrgico sino en la literatura de cordel y en la vida social de la corte de Pau.
Ya Arnaud d'Oyhenart en 1665 decía que Jean d'Etchegaray hacía cien a¤os había escrito una pastorale (utilizando esta palabra) titulada Arzain gorria. Y según Urkizu hubo una existencia teatral vasca en los siglos XVI y XVII.
Existe la descripción de Wilhelm von Humboldt de lo que era la representación de una pastoral: unas acciones de estado, en las que participan reyes y emperadores, con actores de ambos sexos instruidos por otros, a menudo los autores del texto, que suelen ser también aldeanos (los errejentak).
Este es el instituteur, a la manera del tragodid skalos del teatro griego, que es director, apuntador y autor a la vez. Son más que un director teatral, pues dan las órdenes de entrada a escena de actores y músicos; dirigen los ensayos y preparan el escenario. Conservan además los cahiers donde se copian los textos y los recopian y remodelan, transmitiéndolos en el tiempo.
Los jóvenes nucleados alrededor del errejenta eligen el sujeta (`protagonista'), los satanak (por su habilidad para danzar), los turcos (los de aspecto más feroz) y los  ngeles (muchachos de diez a doce años). Los intérpretes no eran instruidos; pero poseían una memoria en casos prodigiosa.
Hay un repertorio fijo de casi unas cien pastorales, las que se han ido moldeando con el correr de los siglos, de las que quedan cincuenta y nueve, según Urkizu. Muchas de ellas permanecen aún inéditas y sus manuscritos se encuentran en la mayor parte en la Biblioteca Municipal de Burdeos. Para Wentwort Webster el repertorio se clasificaría en los siguientes ciclos: bíblico, hagiográfico, greco-latino, de cantares de gesta, novelas de caballería y narraciones folklóricas, farsas y nuevas pastorales. Y representarían la existencia de dos mundos opuestos: el del bien y el del mal. Para Hérelle, en cambio, hay tres, el divino, el de los
satanak y el humano.
Este mundo está  dividido en dos bandos: los cristianos, que son azules y buenos y los turcos, rojos y malos. Es curioso el simbolismo cromático, que llega a distinguir animales como las ovejas con una cinta, según pertenezcan a buenos o malos.
Las representaciones llegaban a durar hasta diez horas antiguamente; hoy se han reducido a unas tres horas y media.
Los textos son mixtos, cantados y recitados; y no es raro que tengan trozos de versificación improvisada sobre cualquier objeto dado. En cuanto al tema, éste es profano o religioso, indistintamente. Se ha producido un claro quiebre alrededor del año 1950, a partir del cual se incrementa la evocación de héroes históricos o legendarios en detrimento de los temas religiosos. De esta manera se pasó de escuela popular de religión a escuela popular de la historia del país.
Los personajes son elevados; el Papa, cardenales, obispos, eremitas, reyes, guerreros y nobles, que pertenecen a los azules, y los turcos, sus reyes y soldados, que son rojos.
Entre los personajes colectivos se encuentran los ángeles con su función de mensajeros de la divinidad, y acompañantes de los justos al cielo. También están los servidores de Satán (Bulgifer, Belzebuth, Astarot, etc.), que favorecen a los malos y profieren un lenguaje procaz, causa de que el clero no asistiera a las representaciones. Tienen actitudes y evoluciones hieráticas fijadas por la tradición.
Como característica en primer lugar tenemos los anacronismos, los cuales pueden llegar al calibre de que aparecen en la misma acción por ejemplo, Carlomagno con Napoleon, Abraham, Chiquito de Cambo o Henry Plantagenet; todos personajes relacionados con acontecimientos del País Vasco (o con su vida religiosa); pero en distintas épocas.
La estructura escénica comprende dos puertas: la del Cielo, por donde salen los buenos y la del Infierno, que permite que lleguen los malos. Ocurre en algún momento de la representación, un desfile de buenos, generalmente vestidos de azul, dignos; el de los malos es un bullicio y van vestidos de colorado. Entre éstos están Mustaf, Ciro e ingleses y españoles cuando se los pinta como turcos. Los buenos son Abraham, Carlomagno, los israelitas, persas y cristianos. Se
repite el viejo esquema de "buenos" versus "malos" en este caso, cristianos contra turcos. Al final, vencedores y vencidos entonan un "Te Deum".
También hay unos personajes auxiliares, los  ángeles, que son buenos y los satanak, malos; pueden aparecer además ovejas, perros, etc.
Como dice Urkizu, las pastorales son en conjunto una creación original determinada por la necesidad de adaptación de la mise en scene, de temas universales a algunos más autóctonos y por la utilización de una lengua que condiciona unos ritmos y metros distintos.
Las tragicomedias de Carnaval
Serían un género intermedio, aparentemente derivado de un juego dramático medieval con tema de la batalla entre Pansart y la Cuaresma, del que quedan tres representantes: Bakus, Phantzart y Juicio y condena del Carnaval (de la que resta sólo el "Prólogo"). Urkizu las califica de comedias de Carnaval con recursos similares a las pastorales (aparecen los satanak, etc.).
Como apostilla debemos señalar que el último movimiento nacionalista le otorgaba al teatro una función despertadora de conciencias, lo que conllevó un auge del género alrededor de principios de siglo. Más tarde decayó; pero la producción vuelve a incrementarse alrededor de la revista Antzerti. De todas maneras, para que no ocurra una verdadera pérdida del patrimonio cultural habría que encarar la edición del corpus teatral vasco completo; evitando así que las futuras
generaciones desconozcan este valioso aporte a la cultura. Además es la condición de posibilidad para encarar un estudio crítico con las garantías mínimas de completitud que la tarea exige (relaciones entre manuscritos, identificación de autores y refundidores, pautas ortográficas, etc.).

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