Breve introducción a la música vasca



Los vascos son conocidos en todas partes por su gran afición a la música. La música vasca es la misma en ambas vertientes del Pirineo. Se destaca la música dedicada al canto propiamente dicho y la dedicada al baile. Esta última se acompaña con un instrumento típico: el txistu de origen antiquísimo. Se toca con la mano izquierda mientras la derecha bate el tamborcillo.
La canción vasca es silábica, cada nota lleva una sílaba de la canción. La mayoría de las canciones cantables, son del tipo andante, cuya placidez y gavedad concuerdan perfectamente con el carácter vasco, nada propenso a exteriorizaciones ruidosas de alegría incontenible. Los vascos huyen de cantar al unísono sus canciones. Inmediatamente aparecen las diversas voces formando instintivamente acordes que la mayoría de las veces por el buen oído musical, son absolutamente armónicos.
La primera colección de aires vascos recopilados fue realizada en 1826 por Pedro de Albeniz para el libro de danzas vascas, de Iztueta.
Posteriormente, además de los magníficos trabajos y colecciones de Azkue y del P. Donosti, diversos maestros vascos como Guridi, Usandizaga, Uruñuela, P. Madina, Mokoroa, P.Olazaran de Estella, Almandoz, Sorozabal, Busca de Sagastizabal, etc. han recogido la riqueza de los cantos vascos en sus diversos aspectos: canciones de cuna, amorosas, elegías, de baile, satíricas, infantiles, de ceremonia.
Los vascos han hecho famosos el Guernikako Arbola o zortziko dedicado por el bardo José María de Iparraguirre al roble simbólico de las libertades vascas. Cleto de Zabala armonizó el Himno de la raza vasca, inspirada en viejas melodías de la ezpatadantza vizcaína, con letra de Sabino de Arana, aceptado como suprema expresión de la unión de los vascos.
Uno de los aspectos más típicos de la música vasca es el ritmo llamado de zortziko de cinco por ocho. Es una compás de los llamados de amalgama, porque entran en una parte el valor de tres corcheas y dos en la otra.

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